S.O.S. ALDEA GLOBAL VS. MEDIO AMBIENTE

POR OCTAVIO CHAMBI ANCORI                  OCHA

El espejismo generado por los grandes “éxitos” alcanzados por las elites poseedoras del gran capital, manifiestas en el arsenal tecnológico de monstruosas proporciones, ha permitido la concentración de la producción en gran escala en pocas manos. Situación justificada y legitimada por la denominada liberación comercial hechos por sumisos asalariados a través de agresivas campañas ideológicas y sistemática intromisión en los diferentes países sobre todo de aquellos denominados en “vías de desarrollo”, para ello han modificando leyes y normas, que están por encima de los estados nacionales, es decir, mecanismos supranacionales con el objeto de legitimar y confirmar en “forma legal” en ser el patio trasero de los países “desarrollados” aptos para ser saqueados sin restricciones de ninguna clase, y lo que es denigrante y humillante, en ser el basurero donde se pueda depositar los residuos altamente contaminantes, producto del avance desaforado de los países industrializados (ver El Tratado de Libre Comercio, capítulo sobre controversias).

La ciencia, la tecnología sometida a los intereses de las grandes transnacionales, implementadas a través de políticas de liberación comercial, el tipo de desarrollo y el progreso a seguir, conducen a las nefastas consecuencias que hoy padecemos, pagando justos y pecadores, obvio ya que todos compartimos el mismo MEDIO AMBIENTE. El panorama es sombrío, haber roto el equilibrio entre comunidad, naturaleza y el cosmos, el enseñoramiento sobre la naturaleza, haberle perdido el respeto, hasta convertirlo solo en objeto de explotación y someterlo a ser funcional al gran capital, ha generado una posición antropocéntrica, visión sesgada en el que se establece relaciones de dominio del hombre con la naturaleza. La factura por estos hechos tiene proporciones descomunales. Ya no interesa el habitad, el entorno, solo importan los resultados los fines mas no los medios, mucho menos los contenidos. Así el camino, queda llano para justificar la acumulación, aunque para ello sea necesario destruir el medio en donde habitamos, y en nombre del “adelanto”, todos tengamos que aceptar por que ese es el precio que exige la modernidad, la civilización en su camino natural del “destino manifiesto” y que nadie puede detener. Por ejemplo, el calentamiento global es tomado cínicamente como fenómeno natural aislado, producto del proceso “natural” por lo que los errores en contra del medio ambiente es el precio de accesar a la modernidad, (por ejemplo los efectos de la gran industria moderna, que consume energía fósil, están produciendo el efecto invernadero), y para el vulgo basta endilgarle, el atributo de la ignorancia, indiferencia o la negligencia humana, estigmas que pueden ser superados a través de terapias colectivas, o sanciones legales, o a lo sumo, llegar a hacer críticas a la utilización incorrecta de la tecnología y para corregir estos trastornos, se vienen creando organismos y espacios burocráticos, tanto en los Estados como en las asociaciones civiles, para así asumir responsabilidades frente al problema del medio ambiente, paradójicamente así se justifica lo injustificable, se legitima todo acto o hecho. Los culpables buscan otros culpables para así purgar culpas. Evidentemente hay transferencia de responsabilidades de lesa humanidad a la sociedad en general, para así eludir sus actos criminales con respecto al medio ambiente.
En este contexto, se pretende hacer creer, que los grandes cambios -producto de los avances científicos y tecnológicos- en el aspecto económico, político y hasta ideológico en la “aldea global”, son procesos ocurridos como procesos naturales en la construcción de sociedad. Para este propósito se recurre subliminal e ideológicamente a recrear y endiosar supuestas bondades del sistema. Tal como ocurre en la recreación de conceptos como el de TÉCNICA que ahora se ve como un poder natural, convirtiéndose en el sucesor conceptual del término “progreso”, consiguientemente, es concebido como agente de poder y cambio social, afirmando así la lógica de única civilización, único camino a seguir (línea tecnocrática), por lo que es iluso pensar que otro mundo es posible, otra civilización es posible.
Frente a este panorama, existe la necesidad histórica de desmontar el aparato ideológico con el que se encubre toda esta falacia, ya que más allá de los subterfugios subliminales con el que se etiquetan al proyecto histórico de única sociedad, está la posibilidad de que existe otra forma de vivir, otra forma de hacer sociedad, donde el medio ambiente forme parte del paisaje con el hombre, la naturaleza y el cosmos, dentro de una convivencia de armonía y complementariedad.